Eres túnel mental, adormecido, en que me adentro, sin buscar salida. Quiero palpar tus sombras, arañar las paredes de esa cripta donde el tiempo veló tantas imágenes, revelar sus enigmas exhumando los frescos estampados de otras edades, ciegas galerías de colores ocultos, de semblantes, de arcanas narrativas. Lo has olvidado todo, o fue tal vez bloqueo; no se olvida tanta historia vital, tanta efeméride, tanta vivencia, arrebatada o tibia. Voy a alzarte los párpados del alma, y a golpes de destello en sus pupilas reavivar la memoria yacente en tus murales, adormida. Estallará la luz, y un viento nuevo dispersará humedad, polvo y ceniza, surgiendo de los muros las figuras del pasado que ignoras. A él adscrita se halla el misterio de tu vida toda, que debiera durar toda tu vida. Huérfana ya no más de los recuerdos, sabrás quién eres, rosa que germina de la desolación fecundadora de otra rosa marchita.
No tengo que ausentarme, mi gozo de tu gozo se deriva.