¿Amar por obligación?
¿Has sentido alguna vez la carga de tener que amar a alguien?
En la vida llevamos cargas
de diferentes naturalezas,
algunas más livianas,
otras más pesadas.
Por lo general tienen que ver con responsabilidades,
con sufrimientos,
con enfermedades o pérdidas,
pero la “carga de dar amor”
es difícil de imaginar.
El amor está o no está,
se siente o está ausente.
Sin embargo la Biblia
nos dice en 1 Juan 5:3:
"El amar a Dios consiste
en obedecer sus mandamientos;
y sus mandamientos
no son una carga,
porque todo el que es hijo
de Dios vence al mundo."
El amor a Dios se expresa
por medio de obediencia,
y obedecer lo que no nos gusta
se siente como una carga muy pesada,
sobre todo cuando la obediencia
nos aleja de lo que creemos nos hará bien
y traerá felicidad.
La palabra por su parte, insiste: “…
y sus mandamientos no son una carga…” (1 Juan 5:3) ;
“Acepten el yugo que les pongo,
y aprendan de mí,
que soy paciente y de corazón humilde;
así encontrarán descanso.
Porque el yugo que les pongo y
la carga que les doy a llevar son ligeros." (Mateo 11:29).
Para poder juzgar cuán pesada
es una carga debemos poder compararlas con otras.
El Dios y Padre amoroso
sabe que la “carga”
de dar un paso de obediencia
no se compara con la carga del pecado
y sus consecuencias.
Nosotros en nuestro rol de hijos debemos amor
y entrega total a
nuestro Padre y creador.
Dios no desea que le obedezcamos
por obligación,
quién puede obligarse a amar?
De qué sirve un amor obligado?
Dios desea más bien que el amor que sentimos por Él
nos mueva a comportarnos
como hijos agradecidos,
hijos que buscan agradarle.
En definitiva obedecerle será siempre
para nuestro propio provecho.
Si te cuesta obedecer las leyes de Dios,
pídele a Él que ponga
Su amor en tu corazón,
y que sea ese amor
el que te colme e inunde,
que sea ese amor el que inspire tu vida,
que el amor de Dios te lleve más allá
de lo que puedes imaginar,
que te enamore de tal manera que tu corazón desee fervientemente devolverle a Él un poquito de ese amor.
El hacer Su voluntad y obedecerle pasarán a ser tal pequeñez, que no nos importará ceder,
pues todo adquiere otra dimensión al ser comparado con el amor que Dios nos mostró por medio de Cristo Jesús.
“Padre, gracias por habernos
hecho tus hijos.
Gracias por habernos amado
de tal manera,
aún cuando en nuestro egoísmo
te negamos el amor que te mereces.
En todas las cosas dependemos de ti,
hasta esto debemos venir a pedirte:
Enséñanos a amarte
como es digno de ti.
Pon el amor de Cristo
en nuestro corazón
y enséñanos a amar como Tú lo hiciste.
En el nombre de Jesús, AMÉN.”
Bendiciones!!!
Alex & Odris
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