Cuando sea viejecito, me iré a un lugar con mar, donde las mareas sean mis amigas, y tus recuerdos los balcones de la luna. Pintaré tus versos en la cometa de mi infancia, mi sonrisa se hará grande, de múltiples colores. Atracaré mi barca sin vías de agua en la bocana de tus pechos, allí romperé las torpezas, y acariciaré las distancias. Cuando sea viejecito, me iré a un lugar con mar, y olvidaré las tristezas, abriré mis manos y jugaré con olas, brisas, espátulas y gaviotas. Beberé en los silencios y me haré luz en tus noches repitiendo abrazos escondidos, colgaré mi voz cascada de sombras y encuentros en la esquina de la playa. Cuando sea viejecito, me iré a un lugar con mar, y te regalaré todo el azul que quepa en tus adentros…
Del libro : En la bajamar |