El espejo
Tu mirada de marioneta aflige mi corazón en un instante de silencio sepulcral, no cesa mi ira al ver los hilos que sostienen esa vida, coartan tus ideales y crucifican tu fe.
Sólo recuerdo tu irreverencia y tu insolencia ante las deidades terrenales y hasta celestiales. Vida prestada, parásitos difuntos sólo quedan en la opulencia de tu morada, impacta a la vista la imagen del gran titiritero que se jacta de presentar la obra que su voraz apetito le place, fomentando tu incapacidad de ser un individuo con mente propia.
Oh ¡cruel destino!, que depara un futuro de vicios, inteligencia artificial y amor pre pagado, sólo capaz de subsistir en tu nueva bizarra carrera. Por un momento te pierdo de vista bajo una densa niebla que empaña el espejo con mi agitada respiración dejándome solo.
Colaboración de S.S Venezuela
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