De lirio en oración, de espuma herida por ella paso del alba silenciosa, de carne sin pecado en la gozosa contemplación del Niño sorprendida;
de nieve que detiene su caída sobre la paja que al Señor desposa, de sangre en asunción junto a la rosa del virginal regazo desprendida;
de mirar levantado hacía la altura como una fuente con el agua helada donde el gozo encontró recogimiento;
de manos que juntaron su hermosura para calmar, en la extensión nevada, su angustia al hombre y su abandono al viento. |