La hostilidad que me envuelve
se asemeja a un día gris entre los árboles.
Y me arrebata el sentimiento de independencia de todo ser,
de humanidad que no decide su destino.
Por la ventana que me asomo
hay nieve que no existe.
Hay blanco roto en mil pedazos.
Hay noche que no amanece.
El oscuro de la mañana de este marzo
se me retorna reflejado en mil tinieblas
no previstas para mí. Adversidad
que produce una sonrisa rota,
un basto desencanto.
Por no ser, soy tedio, soy cansancio.
Por no estar,
estoy sin firmamento.