Me gustan las manos que con el paso del tiempo dejan huella entre su piel, pues entre sus pliegues cuentan su historia y te dan, sin darte cuenta, el amor que oculto está.
Son para mí, las manos, lo más bello del cuerpo que Dios ha creado.
Pues te acarician el alma, te acarician el cuerpo, te dan calor, te enjuga el llanto, golpeas y aplaudes, das y recibes, pintas y escribes, y las alzas al cielo expresando sentimientos.
Y su piel, esa piel, a veces fina, a veces recia, que te araña y te acaricia, blanca o negra ¿Qué más da?.
Que cuando te acarician, su alma entrega, y en silencio y sin palabras, sientes el amor fluir.
¿Dime, si no son bellas, las manos que Dios creó?. |