El Bordado de Dios
Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho.
Yo me sentaba a sus pies y la observaba mientras ella bordaba.
Al observar lo que hacía, desde una posición más baja,
siempre le decía que lo que estaba haciendo me parecía muy raro
y complicado.
Ella me sonreía, me miraba y gentilmente me decía:
"Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado
mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición".
Yo no entendía por qué ella usaba algunos hilos de colores
oscuros y por qué me parecían tan desordenados,
pero unos minutos más tarde mi mamá me llamaba y me decía: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo."
Al hacerlo, yo me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor
o el bello atardecer en el bordado.
No podía creerlo; desde abajo no se veía nada, todo era confuso.
Entonces mi madre me decía:
"Lo ves, hijo mío, desde abajo todo lo veías confuso y desordenado
y no te dabas cuenta de que arriba había un orden y un diseño”.Cuando lo miras desde mi posición,
sabes lo que estoy haciendo
."Muchas veces a lo largo de los años podemos mirar al cielo y mantener una conversación como esta con Dios.
Padre, ¿qué estás haciendo?, no entiendo nada.
Querido hijo, estoy bordando tu vida.
Pero se ve todo tan confuso y desordenado,
los hilos parecen tan liados.
Hijo, ocúpate de tu trabajo y no quieras hacer el mío.
Un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás
el plan y el diseño desde mi posición. Entonces entenderás.
Muchas veces vemos que nuestras vidas son complicadas,
atravesamos situaciones confusas, dolorosas e inciertas,
pero no desesperes.
No estás solo, eres valioso para Dios, y Él no se ha olvidado de ti.
“Si lo miras a Él, en lugar de mirar sólo las dificultades,
verás que siempre te ha acompañado.
Siempre ha estado a tu lado y continuará haciéndolo todos los días”
D/A
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