ATURDIDA DE DOLOR
Empezando a amanecer el sol se opacó, en severo concubinato con la luna del amor, no llegó a imaginar si causaba algún dolor, se eclipsaba sutilmente en el edén del querer, bajo el placer ansioso que le hacía estremecer.
Pasaban lentas las horas y las nubes empurradas lloraban y lloraban; sus lágrimas caían como sudor clandestino sobre el vergel de la aurora, mojando la huella inerte, camuflada en la neblina, de la gris y airosa bruma que despacio le devora.
Pétalos de claveles y magnolias asedadas, aparecen de repente contrastanto al arcoiris; al oeste el horizonte escucha reir al río y al espíritu del bosque; aturdida de dolor mi alma pena por pasión, dejando escapar al beso que llegó en la noche obscura, bajo un creciente de luna, deteniendo el viaje vitalicio de las rosas que marchitas se enrumbaban hacia el limbo, por el infierno donde arden nuestras estrellas dormidas, junto al cráter de neptuno, con las constelaciones y los luceros taciturnos.
Yo, esa ostra vacía que aun no había sido herida. Sentía abierta la llaga de un amor que penetró, cual turbulento grano de arena. Era débil su sentimiento y me recubrí de nácar, tratando de cicatrizar el cruento dolor de mi angustiado tormento.
...Y aun me aturde la lágrima, el dolor y el sufrimiento...
Amanece otra vez. Mi alma resentida carece de misericordia para concederle el perdón. Sigue soñando despierta en que no le dejará de amar...y, vuela borracha por el néctar de ese amor que le lame las heridas y lastima su pasión
A.D
SALUDOS DE TU AMIGA
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