El alma no es el cuerpo
Nos enseñaron desde niños
cómo se forma un cuerpo.
Sus órganos, sus huesos, sus funciones sus
sitios.
Pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma.
¿Será de
sentimientos, de ensueños, de esperanzas?
¿De emociones, de tirrias, de
estupores.?
Lo cierto es que, ignorada, el alma arde en su fuego.
Tiene
espasmos oscuros, punzadas de ternuras, suburbios de delirio.
¿Será tal vez
una inquilina del corazón? ¿O viceversa?
Entre ellos no hay fronteras ¿O será
la asesora principal de la mente?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay
disputa. O será capataz de la pobre conciencia?
¿O viceversa?
Entre ellas
no hay acuerdo.
El alma tiene hambres y cuando está famélica
Puede herir,
puede armarse de enconos o de furias.
No hay que pensar que el alma es un tul
de inocencia
ajeno a los agravios que
sufren cuerpo y alma
En el alma se forman abscesos de rencores,
tumores de impaciencia,
hernias de desamparo
El problema es que no hay cirujanos del alma, ni
siquiera herbolarios
El alma es un secreto, una noción, una nube que suele
anunciar llanto
Pero después de tantas búsquedas, de pesquisas inútiles y de
adivinaciones
Nos queda apenas una certidumbre:
Que el alma no es el
cuerpo
Que el cuerpo muere....
Y... el alma?...
Anonimo