Sigo corriendo
Algunas tardes entre las encinas me acuerdo de tu pelo y de tu rostro gastando calcetines ya viejos, pero menos que nosotros. Algunas mañanas por las aceras recuerdo el olor de tu aliento en mi rostro y enrojezco. Algunas noches por las calles frías mientras mi aliento dibuja en el aire formas extrañas creadas de frío y calor imagino que no será ya, que nunca jamás. Y sigo corriendo.
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