La Especie Humana
En todas partes es el mismo cantar,
Ese cantar callado, pero sin armonía,
Eso es la tristeza, es la melancolía,
De aquello que quisiéramos borrar,
Al ver la historia y sus páginas recorrer.
¿Cómo poder comprar el azul del cielo?
¿Cómo poder vender un calor de hogar?
¿Cómo comprar lo fresco de un amanecer?
¿Cómo adueñarse del agua de un manantial?
¿Cómo hacer sólo mío el brillo del Sol?
¿Por qué todo esto nos está pasando?
¿Por qué nos confundimos con escoria?
¿Qué es lo que nos ha estado sucediendo?
¿Dónde ha quedado nuestra conciencia?
¿Puedes ves lo que aquí se está dando?
Todos somos hijos de una misma Madre,
Todos de la misma arcilla provenimos,
Fuimos acunados en un solo vientre,
Todos juntos del mismo polvo moldeados,
Si la Madre sufre, sufre también la simiente.
Cada espacio de La Madre es sagrado,
Pues de ella nace cada uno de sus hijos.
Son sus hijos los bosques, los ríos y los mares,
Son las selvas, las playas y los prados,
Y los hombres y los hijos de los hombres.
Esta Tierra que nos han regalado,
Esta Tierra que tenemos como hogar,
La estamos acabando, se está destruyendo,
Dame otra parte más a donde pueda yo ir,
Otra parte más en donde pueda compartir.
Todo nos dieron en cuernos de abundancia,
Nos dieron la fruta y nos dieron el vino,
Nos dieron las plantas, los aves y el mar,
Nos regalaron las bestias y otros animales,
Y para hacer buen uso de ellos, la inteligencia.
¿Cuál enemigo?, ¿cuál incongruencia?
¿Cuál intolerancia donde hay abundancia?
¿Cuál incomplacencia donde todo es presencia?
¿Cómo podría entre ellos haber competencia?
Yo no podría pensar en este tipo de ciencia.
Si en tanto pudiéramos a poco comprender,
Que todo lo que en nuestras manos hay,
Es sagrado y forma parte de nuestro ser,
Respetaríamos y no violaríamos la ley,
Y dejaríamos la sabia de la Tierra fluir.
Pero el hombre no actúa como un hombre,
Y no ha podido controlar sus sentimientos,
Dejando su conciencia hundirse en el fango,
Permitiendo nacer en su alma las desdichas,
Que rencor, odio y avaricia van promoviendo.
El color de los cielos se ha tornado oscuro,
El agua de los ríos va mezclada con sangre,
La belleza del atardecer cambió a sombría,
El sol se oculta vergonzoso tras las nubes,
Y la luna brillante ya no es la de octubre.
La penumbra de la densa selva que era nuestra,
Ya no lo es, ni tampoco son nuestras las aves,
Ni la quietud de la campiña, ni su pasto,
Ni el rancho, ni las flores, ni sus olores,
Ni siquiera el ruido de un insecto es nuestro.
Todo en la Madre Tierra debe de ser sagrado,
Todo en la Madre Tierra en ella lleva historia,
Fluye su historia en el hombre como parte de ella,
Y tal historia debe ser sagrada en su memoria,
Y en la vida de su familia y en la de su especie.
Mas el hombre en sí mismo ha enloquecido,
Se ha olvidado de su especie y de donde viene,
Se ha olvidado que el cóndor y que el ciervo,
Que el caballo y que las flores son sus hermanos,
Que somos una familia y todo nos pertenece.
El hombre ya no más sacia su sed del riachuelo,
Ya no más sacia su hambre de los alimentos,
Ya no más llena su espíritu de sus virtudes,
Más de tener, de adquirir poder y pertenencia,
Qué importa si cuesta oro, sangre o violencia.
La Vida es corta pero también es preciosa,
Despreciarla es como despreciar a su Creador.
Todos pasaremos más rápido que cualquier cosa
Un día seremos una parte de la contaminación,
Y a todos igual nos dará la vida esta razón.
El misterioso destino no me deja comprender
Por qué una especie ha sido exterminada,
Por qué otra especie para servir es domada,
Por qué el hombre al hombre quiere exterminar,
Por qué el hombre al hombre quiere domar...
Yo creo que esto es de la vida ya el final,
De la especie la sobrevivencia ya el inicio,
Ya se grita el destello a los cuatro vientos
¿Cómo de tu propia especie poderte salvar?
La esperanza se fue en la corriente de un río.
Mi hermano ha dejado de ser mi hermano,
Un hijo se ha puesto en contra de su madre,
Se ha ido nuestra hija con un pistolero,
Los vecinos traen camionetas último modelo
¿Tendrá esto para mí el mismo significado?
Ya los hijos no saben que los ríos son hermanos,
Ya la gente no comprende las viejas costumbres,
Nadie se preocupa por las tumbas de sus padres,
Pues siempre están sin flores sus sepulturas...
Sólo queda el apetito que devorará a sus madres.
¿A quién le importa ya una primavera?
¿A quién en el campo perseguir una mariposa?
¿A quién importa estar cerca de una cascada?
¿Seguir el curso de una hormiga al trajinar?
Soy hombre, y lloro por no poder comprender...
¿Para qué desear más poder a costa de matar?
¿Para qué ansiar tener más a costa de mentir?
¿Para qué ganar más terreno a costa de robar?
Prefiero el suave murmullo del viento al pasar
Escuchar el llanto solitario de un sapo al croar.
Respiro el aire fresco del bosque al atardecer,
Y me trae todos los recuerdos de la humanidad.
Este aire es el mismo aire de mis antepasados,
El aire que ha recolectado los últimos suspiros,
De todo aquél ser que por esta Tierra ha pasado.
Este aire que comparte la vida que mantiene,
Que dio a nuestros ancestros el primer respiro,
Este aire que me trae el olor de cada rosa...
Precioso aire que me llega al fondo del alma,
No me traigas la inquietud, tráeme la calma...
Hombre: no te comportes de esta forma miserable.
Hombre: dime qué eres sin tu hermano el hombre,
Dime qué eres sin tus hermanos los animales,
O qué eres sin las plantas, las frutas y las flores.
Grande lo sé, mas tu soledad de espíritu es tu muerte.
Has maldecido y a tu Madre Tierra has escupido,
Sin pensar te has escupido a ti mismo y maldecido,
Pues la Tierra no es tuya ni te ha pertenecido
Eres tú quien de la Tierra eres y allí has vivido,
¿Es que acaso de esto no te habías percatado?
Mira que hay una unión en todo en esta vida,
Mira que la Madre Tierra ha tejido y destejido
Entiende que tú no eres el tejedor sino el tejido
Formas parte de tan sólo uno de sus muchos hilos
Y el daño que has hecho al tejido, en ti ha recaído.
Dios Santo, que estás en La Tierra y en Los Cielos,
Que das alimento a la Tierra misma y al mundo entero,
Alivia esta miseria: libéranos del ansia del corazón,
Danos tu fuerza, danos tu sabiduría, danos razón,
Para reconocer lo que has querido con nosotros hacer.
Mira que soy pequeño y tan sólo un débil pecador,
Deseo tu consejo no para sublevarme sobre los demás
Sino para poder luchar contra mi mayor enemigo,
El cuál forma parte de mi ser, pues soy yo mismo.
Hazme entender que no necesito todo lo que deseo.
Mira que mi pecho tanto no puede resistir,
Mira que mi cuerpo se obstina en no respirar,
Si no eres Tú, ¿habrá alguien que me pueda decir,
De algún otro lugar en donde me pueda yo esconder,
De esta Tierra que nos diste llamada Nuestro Hogar?
Quiero huir, correr y ya más no regresar...
Quiero no voltear atrás a ver lo que ha pasado,
En verdad que me apena HUMANO ser llamado
Siento que mi especie misma me ha engañado...
Cómo desearía a la ESPECIE HUMANA…
No haber pertenecido…