Amor efímero
Cuando menos lo esperó, él ya formaba parte de su mundo. En escasos segundos, se había convertido en su deseo. Quizás el destino jugó un papel importante en aquel momento y con su sola presencia consiguió cautivarla con su todo su existir. Ahí estaba él, tan ajeno a su belleza, inconsciente del efecto que causaba en ella. Su cuerpo de espaldas tan ideal como el cuerpo perfecto de una estatua griega, el tiempo dejaba ver su paso sobre su testa y eso le hacía más seductor.
Efímeros instantes transcurrieron cuando sus caminos se entrelazaron, él ajeno a aquella alma, no podría imaginarse el sentimiento de deseo que despertó en ella, su mirada se apartó cuando él se dispuso a mirarla, ella se alejó y como un instinto natural él siguió sus pasos hasta que se detuvo, ella no volvió la vista atrás y perdería para siempre la oportunidad de contemplarlo íntegramente, el miedo a desearle aún más se lo impidió pues ya le adoraba y a cada paso le perdía un poco más.
¿Puede una persona cambiarte la vida durante tan breve instante? ¿Hacerte volar al paraje más distante y hacerte soñar? Siguió caminando mientras se alejaba de aquel Dios griego encantador. Se alejó, sabiendo que jamás volvería a verle, jamás podría recordar su rostro, jamás sabría su nombre y su mente volaba imaginando quién sería aquella otra alma perdida que vagaba en la estación, divagando cuál sería su suerte. De nuevo pensó en el destino, quizás algún día haría que sus caminos volvieran a tropezar, pero para entonces ya no serían los mismos, era consciente de que se alejaba cada vez más y sin querer lo amo y lo perdió al mismo tiempo.
Buscaba su mirada, pero ya era demasiado tarde, era incapaz de controlar sus sentimientos, aturdida por ellos, pensó que quizás había sido una imaginación, pero ahí estaba él de nuevo de espaldas y desde aquel momento su recuerdo existiría en su mundo para siempre. Un amor inocente que creció de un instante, un amor con tiempo de caducidad, un amor que llega y se va, aquel que se queda durante mucho tiempo en la memoria, porque sabes que existe.