Me niego a negarme a tu locura, venenosa travesura que cruza mis vientos, ramblas de los deseos conquistando lunas efervesciendo lluvias de cuerpo a cuerpo.
Me doy por nada para llevarme todo, suelta en el recodo de tu abrazo sincero, encadenada al universo de tus ojos donde el asombro me asombre sin miramiento.
Me condeno a tu poema como musa latente, respirando la suerte de serlo de por vida, niña consentida que a tu alma pertenece y en tus versos florece con el verbo que suspiras.
Me confieso en el temor de confiarme al latido, a vivir lo vivido con los nuevos atardeceres donde tus deseos me llenen del mejor de los vinos para derramarme contigo en los mismos placeres.
Esencia
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