EN VANO CÍRCULO ME CIERRO -trazo y temblor-, para que no entre el grito del mundo ni unos ojos que duelen. Para dejar afuera lo perdido en las ventanas; un niño que nunca llegó al mar un hombre partiendo siempre a él.
No es el círculo de Cristo en la arena el canto que esperaba mi madre ni la llama del sueño, pero hay que seguirlo; soltarse de unas piernas que asfixiaban en la noche, bajar las teas y recoger el ancla a la memoria.
No es un vislumbre para otros, sino el trazo que cierra el vacío a mis pies. |