Lloró mucho luto por sus pestañas de trunca historia/ La niebla opacó su mirada de antiguo corazón leñoso/ Ya olvido, hoy hundido madero de barca quemando su lúgubre patrimonio
La senda de la pena la llevó al puente de la tristeza del que no regresan los ojos sin horizonte/
Pero ella es fuerte quebracho de corazón, robledal de alma Y sueña... Sueña con arrojo de Cid su amante espiga de mujer incrustada en su sentir/
Ahora bina la nueva tierra y recupera los frutos de la sombra/ El canto del ave trémula fortaleció su himno de esperanza/ Verdor nuevo en una piel de conquista resucitada/
“A mi entreñable amiga y colega Anahí del Giudicce”