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General: La vida
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Romina1981  (Mensaje original) Enviado: 26/08/2012 12:55

"Si algo bueno tiene la vida es que cuando uno no sabe hacia dònde va, algunas veces el peso de los dìas màgicamente se aligera y la felicidad se aproxima màs al asombro de estar vivos..."

Magda recuerda aquella reflexiòn de entonces y es como si cada sensaciòn, cada emociòn experimentada durante esos años felices, reviviesen en ella el cùmulo de pequeñas y càlidas sorpresas cotidianas que fue su vida a partir de la noche en que Juarez dejò de ser simplemente Juarez, el vecino del tercer piso, para convertirse primero en su amante,  despuès en su compañero y finalmente en el hombre que le devolviò la alegrìa y la plenitud a su vida.
Lo mira, como tantas veces, no sin extrañeza, entre el èter de una nostalgia dulzona que sabe màs a gratitud que a lamentaciones. Todavìa no se ha despertado del todo de ese sueño sin tiempo, sin fecha de caducidad.  No lo dice, pero en lo màs hondo de su corazòn de tanto en tanto teme perderlo, que èl se le escape un dìa detràs de una "pebeta" cualquiera.
Juarez la mira, a su vez no sin extrañeza, no sin nostalgias, su propio corazòn lleno tambièn de gratitud por tenerla.  Han pasado tantos años... y todavìa no entiende cuàl es el embrujo de esa dama que lo mantiene cautivo de un amor distinto, acaso inexplicable para muchos.
Juarez ya no baila, ya no se contorsiona como aquella noche cuando el duende del amor  les rondaba muy de cerca sin que ellos lo descubriesen.  Ahora està totalmente calvo y renguea un poco al caminar, tiene media docena de frasquitos con pìldoras medicinales sobre su mesa de luz y a pesar de que arrastra algunas secuelas de un accidente cerebro vascular que sufriò un par de años atràs,  el hombre no  ha perdido su buen talante.
Magda ha sido y serà siempre para èl todo un descubrimiento... una mariposa salida de su capullo con las alas desplegadas, un pètalo aterciopelado oculto en el nùcleo de una flor que desconocìa su propio color, su particular aroma. Y èl, Juarez, encontrò esa mariposa, acariciò ese pètalo cientos de veces descubrièndole cada vuelta nuevas texturas, màs colores, renovados perfumes.
Es cierto, ya no viven en el edificio de la calle Vera. En realidad, no viven en ningùn edificio sino uno en el pensamiento del otro, y los años no han pasado en vano por ese lugar donde habita la ternura, donde ninguna mortaja es capaz de cubrir con polvos de olvido lo que el amor tejiò con sus hilos màgicos.  Juarez camina un poco dificultosamente por esa calle empedrada, va hacia ese nùmero en aquel barrio  del conurbano donde sabe que hay un sitio en el que ella lo espera, como todos los domingos de un año a esta parte.  Ya llega, cruza la verja, abre el portòn, atraviesa la puerta cancel y siente una vez màs còmo el corazòn se le acelera cuando està pròximo a perderse en los ojos verdemar de Magda, su adorada Magda.
Ella, vestida con una bata blanca de lino, el pelo recogido y una sonrisa radiante, lo recibe del otro lado de la cancel, sentada en su silla de ruedas.  Se abrazan, se besan, salen al jardìn que huele a flores de otoño y madera de incienso, y allì se prodigan su amor bajo la sombra eterna y ancha del gomero.
Èl le trae margaritas blancas,  ella le ha tejido unos calcetines de lana para cuando llegue el invierno. 
La vida los reuniò un dìa y despuès, quizà con igual capricho, jugò una mala partida para separarlos.  Pero no pudo.  Hay en el frente de ese antigûo caseròn reciclado un cartel que reza: "Los abedules -  Residencia para Mayores"  y màs allà del caminito serpenteante que desemboca en el portòn de acceso, està ella, "su" Magda.
Èl vive transitoriamente con una de sus hijas y a veces, sòlo a veces, se demora unos minutos en llegar a la cita semanal con su dama. Para verla, Juarez atraviesa en tren cada domingo, una distancia de 35 kilòmetros.  No le importa.  Le bastan esas dos o tres horas que pasan juntos para sentirse revivir.
Despuès se va, silbando aquella canciòn inolvidable que una noche èl y Magda bailaron juntos.
Desde la puerta la mira por ùltima vez, le promete tantas cosas con la mirada!  Ojalà pueda cumplirlas, se ha propuesto sacar a Magda del geriàtrico, tenerla a su lado, cuidarla por sì mismo el tiempo que les reste de vida.
Ella, que a su modo sigue siendo bella y encantadora, con el brazo en alto lo saluda desde su silla 
-chau pibe., no me falles que ya voy haciendo las valijas...-
YY una luz nueva brilla en esos ojos que siguen el trayecto de la silueta de Juarez perdièndose tras la verja,  donde todo termina pero tambièn empieza....


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Fe Consuelo Enviado: 27/08/2012 00:41

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Berto1982 Enviado: 27/08/2012 11:11

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Luisa2009 Enviado: 28/08/2012 11:18


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