Un reino de miel y polen proclamarà en tu alma la abdicaciòn de aquel sueño baldìo adonde fueron a varar los vientos y sus velas como nàufragos ciegos en la aurora.
Y me llamaràs Reina. Y serè tuya.
La escarcha derretirà en las cumbres su manto de ingràvidas soledades Y oiràs la voz de las piedras regresando de sus gèlidas aristas junto al risco.
Y me llamaràs Reina. Y serè tuya.
Las prìmulas estrenaràn nuevos pètalos cuando la negra noche al fin escampe a la orilla del rìo y en las vìrgenes praderas donde la tierra gemìa sus coplas de versos tristes