LOS MEJORES MOMENTOS
Cuando era niño, me gustaba jugar
con mis hermanos y platicar con mis padres,
aunque fuera de cosas insignificantes,
porque en esos momentos me sentía amado.
Al llegar a la adolescencia,
me separé de los míos y comencé a relacionarme
con otras personas que también me brindaron afecto
y comprensión. ¡Fueron inolvidables aquellos instantes!
En mi edad adulta,
el trabajo me absorbió y los pocos minutos o
días que compartía con mis parientes y amigos
me levantaban el ánimo y me motivaban a seguir adelante.
Y hoy que he llegado a la vejez,
aprovecho todo el tiempo que tengo
para dedicárselo a mis seres queridos y
escribo en las hojas de mi diario estas sencillas palabras:
“Los mejores momentos de mi vida han
sido aquellos en los que he dado amor”
SIEMPRE HACIA DELANTE
Llora, cuando la sombra de la adversidad y la angustia
esté sobre ti y la luz de la esperanza ya no alumbre tu corazón.
Laméntate, cuando no puedas vencer un obstáculo, después
de intentarlo miles de veces y
de invertir todas tus fuerzas en ello...
Entristécete, cuando un hermano muera y tu alma se
sienta dolida por el abandono
o alejamiento de algún ser querido...
Aflígete, cuando tus sueños estén
por disiparse y te inunde el conformismo...
Y suspira, cuando te sientas solitario y
sin deseos de compartir tu vida con alguien...
Pero no te des por vencido,
porque sólo los que continúan en la lucha,
cuando otros ya la han abandonado,
alcanzan el éxito y la felicidad.