Estaban, en el centro del bosque de los cuentos , caperucita roja, la abuelita, el lobo, los tres cerditos, el otro lobo(llamémoslo Hank) piel de asno, blancanieves, la bruja, pinocho, jepeto, el gigante egoísta y un niño. El niño dijo: -Tengo que versionar un cuento para este lunes y no se quien será el protagonista…. Todos comenzaron a gritar”¡¡yo, yo!!¡¡ Elígeme a mí!!¡¡ Soy el mejor!!” En acto de emoción, el gigante piso un pie de la bruja, y esta lo convirtió en sapo. -OH, perfecto-dijo el niño- ahora necesitamos una princesa para que lo bese -¡vamos a la ciudad!-sugirió blancanieves -¡yo se donde esta!-dijo pinocho, pero como mentía, su nariz creció y dio a uno de los cerditos en el ojo.Este, enfadado, le arrojo una piedra, que rajo su ropa -y ahora, gracias a cara jamón, necesito una modista-bramó pinocho -¡cara jamón tu!- arrojó otra piedra...Pinocho sorteó esta, pero fue a parar a una garra de Hank. -¡un médico!-grito-¡necesito un medico! -¡BASTA!-gritó el niño-vamos antes de que se hagan mas lesiones. Caminando a tontas y a locas, encontraron a un hombre de hojalata que decía saber el camino a la ciudad: -¡Muy sencillo, seguid el camino de baldosas amarillas! Y así lo hicieron. Caminando, el lobo comenzó a ver algo parecido a un tejado -¡la ciudad!-exclamó-¡hemos llegado! Y todos comenzaron a correr, pero al llegar comprendieron que, ni era la ciudad ni una casa normal: las columnas eran bastones de caramelo, las paredes chocolate, el felpudo de azúcar, y las tejas malvaviscos. -huele a estofado… ¡de niño!-exclamo la abuelita, experta en cocina. -¡hay que salvarlos!-dijo el niño Hank sopló y sopló y la puerta derribo, y se encontraron a dos niños en un caldero de cobre, mientras la bruja rebuscaba en el armario de las especias. Caperucita y la abuela la empujaron y cerraron el armario, mientras los demás rescataban a los niños. -¡Muchas gracias!-dijeron Hansel y Gretel- en agradecimiento, tomad esta alfombra voladora, regalo de Aladino. Con la alfombra, en un segundo llegaron a la ciudad de las mil y una noches, en la que un médico so ofreció para curar la garra de Hank. Después, el resto de la panda se dirigió hacia el taller de la costurera, para arreglar la camisa de pinocho. Mientras pasaban por el mercado entre los enormes ruidos como”¡¡melones, melones de Villaconejo!!” o”el afilador, el afilador”y tantos, después, finalmente llegaron al taller, pero se encontraron una rueca de hilar y una bella dama tirada en el suelo. -duerme- dijo el niño, provocando el alivio de los demás. Tras muchos intentos de intentar despertarla, desistieron. -no hay nada que hacer-dijo jepeto -esto me suena…-susurro la bruja -en fin, te quedas sin camisa-dijo jepeto. Y se dirigieron al castillo de la princesa, que, para asombro de todos, estaba hecho de paja. Llamaron a la puerta. Se asomó la princesa por la alcoba y dijo: -¿si, campesinos? -nos llama campesinos-susurro el cerdo -¡calla!-dijo su hermano-princesa, necesitaríamos que besara este nuestro amigo encantado -kroooak!-dijo la rana, o el gigante, según se mire -¿yo? ¡Ni borracha! ¡Guardias! Al segundo, una horda de soldados salió de la puerta, y se llevaron a nuestros amigos a los calabozos, donde coincidieron con una dama vestida de harapos. -¿que hacéis aquí?-les preguntó -le hemos dicho a la princesa que besara esta rana -mentís -¿Qué? -que lo que decís es mentira -¡se lo que significa mentir! ¡¿Pero cómo puedes saberlo?! - por que esa horrible niña no es la princesa -¿cómo?-dijeron al unísono -soy yo -¡si, venga! me imagino que por eso estas aquí. ¿No? -es mi hermana, y traicionó a toda la familia. Mientras proseguía la conversación, Hank se estaba dirigiendo al castillo, con la garra vendada, y al enterarse de lo ocurrido, sopló y sopló y el castillo derribó La familia real se ocupo se la princesa, y al final la autentica de ellas, es decir, la del calabozo, beso la rana (¡vaya susto se pego al ver transformarse al gigante!)Y todos recordaron el dilema inicial. -¿al final, con quien vas a hacer el cuento? Y el niño, entre risas dijo: -entre pitos y flautas, con todas las aventuras que hemos vivido, desde el prado de los cuentos hasta la ciudad de las mil y una noches, caminando y volando en alfombra, en el taller y el castillo, he llegado a la conclusión de que… ¡AL PASAR POR EL MERCADO DEBERIAMOS HABER COMPRADO UN MELON!
|