Amigos míos:
Pienso que el corazón del hombre lanza su sangre en circuito abierto que llega al corazón de los amigos y retorna al nuestro.
(El que guarda su sangre para él sólo ese es un hombre muerto).
Y que vivir no es más que hacer amigos.
Y que vivimos en ellos.
Que hablar sin ser oído es estar mudo, mirar sin ser mirado es estar ciego.
Que aquel que ha vivido sin amigos, es que ha soñado y ¡ha olvidado su sueño!
Sólo si oís mi corazón, me late.
La existencia se narra como un cuento; si no se narra y se comparte, la vida es como viento helado sobre terreno yermo que pasa sin mover hoja, ni espiga, ni un pelo.
Yo viviré lo que quieran ustedes. Cuando olviden mi nombre, me habré muerto; pero seré inmortal con que un buen amigo me erija un recuerdo.
Para entonces dirán de vez en cuando. "Aquel amigo Pedro, después de todo no era mal muchacho..."
Y guardarán silencio.
Y aquel pequeño lugar que yo ocupaba en la tierra volverá a estar lleno.
Esa, amigos míos, es la gloria que les debo.
He conocido acaudaladas gentes que se han ido sin que les aúlle un perro. Yo espero, que al marcharme, de verdad, me acompañe el sentimiento.
Pedro Lazcano