las almas huyen para dar canciones. (A.Machado)
Hombre con ojos de piedra y traje impecable
rompió la rama seca como el sonido tierno de un disparo,
los botines se hundían en la grava con apresurados pasos
que manchaban algunos guijarros de negro y sangre.
No había miedo en su rostro, acaso la tímida súplica,
ni siquiera dirigida a sus verdugos, de una muerte rápida.
a mi compañero Eloy que aún se asombra.
Autor:
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José Raúl Palma Palma
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