Mi fiebre languidece en la cama, mi cuerpo apoya la tortura de la espina/ No pretendo hoy que sepas que soñar con tus sueños me refresca, ni que tu lámpara gira en mis arterias como un ruido de olas sosteniendo la distancia de la orilla que no regresa/ Bajo la alfombra que resalta mi pobreza. me llegan tus físicos espectros y tus sónicas áureas de alma/ No importa si la atmósfera me huye de los pulmones respirantes porque aun conservo tu breviario de aliento/
Mañana te contaré del alma de mi amada, de mis turbias veladas de ruar nocturno que mis pasos de cabalgata anduvieron festejando sus amaneceres de madrugada/ Ahora me importa tu genio de rebeldía, tu místico abrazo de oso y tórtola/ He subastado todas mis playas pintadas y aun mi risa es de cálida arena/ Trasvasé mis morados labios y ternura en cada compás que la vida me invitó a su baile/ Así resultó la oscura ceniza en mis manos... Pero me queda el monte de magia negra en tu calva incipiente, iluminando mi vista naranja de auxilio/ ¡Adiós amigo! ¡Adiós pero contigo! No olvides mis aromas porque mi piel se despide con tu formula/ Compartimos la uva acumulada del vaso en su estío, quizás al camino olvidamos morder una amigable galleta/ Mi cuerpo se va a otro prado, donde en un tiempo sin horas compartiremos nuestras usinas de lado/ Como nocturno hijo de la tarde desvelada me elevan tus potentes alas de hablada gacetilla/
Hoy sigue tu tenaz camino... Mi alma va a su camastro de reposo aun viva/ Queda en ti mi color de vitraux cargado en tu retina/
A mi amigo Cèsar Abelardo Parga
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