Cierro mis ojos y te siento tus brazos fuertes que atrapan mi cintura como juncos que la brisa mueve dulcemente
Cierro mis manos y te siento siento la exaltada emoción de la caricia que me lleva al más luminoso país del sentimiento
Cierro los labios y te siento la dureza dúctil de tu boca licuando lentamente miel sobre la mía
Y tu lengua inquieta, cual bailarina provoca con sinuosos movimientos la erupción del volcán que llevo dentro
Y abro a ti mi cuerpo, y el perfume de tu piel se libera en mi memoria me regresa al encanto de la entrega y al contexto real de nuestra historia.
(Ninfa)
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