las almas huyen para dar canciones. (A.Machado)
Hombre con ojos de piedra y traje impecable rompió la rama seca como el sonido tierno de un disparo, los botines se hundían en la grava con apresurados pasos que manchaban algunos guijarros de negro y sangre. No había miedo en su rostro, acaso la tímida súplica, ni siquiera dirigida a sus verdugos, de una muerte rápida.
a mi compañero Eloy que aún se asombra.
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