El instinto de ser madre
Un cazador, tenía una hermosa perrita llamada Blanca. Este hombre presumía de la destreza y valentía de su perrita cazando en el monte
pues cuando hablaba de ella decía que no la vendía por nada en el mundo, pues para él era una "JOYA".
Un día se dio cuenta que la perrita iba a ser mamá, y esto no le agradó y pensó... no quiero tener más perros!! y tampoco le venía bien a la madre pues entraba el tiempo de caza y tenía que estar libre.
Llegó el día que la perrita tuvo seis cachorritos... el hombre agarró a la perrita y la ató con un collar y una cuerda. En un clavo que tenía en el corral la ató, cogió un saco y metiendo dentro los cachoritos se dirigió al campo en un sitio donde había un gran terraplén sin pensarlo agarró el saco y los tiró al vacío.
Cuando regresó fue al corral para ver la perrita, y comprobó que no estaba, salió a buscarla pero todo fue en vano... la perrita no aparecía.
Le pareció muy extraño pues ella apenas se alejaba de la casa... Pasaron dos horas y el cazador comprendió que era raro que no llegara para comer, de pronto se le vino a la cabeza... ¿y si me ha seguido el rastro y ha salido a buscar los perritos?... No lo pensó se dirigió al sitio donde los había tirado...
Y cual fue su sorpresa... la perrita había tratado de bajar para buscar sus bebés pero tuvo la mala suerte que al bajar se resbaló y el clavo con la cuerda quedó atrapado en las raíces de un arbusto, por lo que la perrita se balanceaba en el espacio... ahorcada.
El cazador se puso a llorar amargamente, pues como él decía su perrita era una JOYA y por privarla de ser madre la acababa de perder. Y es que el derecho de una madre no se puede vulnerar.