mientras se recuperaba de un derrame cerebral.
La hija atendía con esmero a su madre, pero en un momento dado estalló una dura pelea entre ambas por un incidente trivial sobre un huevo duro. En un momento de la discusión, la madre preguntó a la hija:- ¿Por qué estás haciendo todo ésto por mi?
Su hija, nos cuenta, que le respondió con una buena lista de razones.Tantas, que hasta ella misma estaba asombrada.
-"Todo basura", dijo mi madre, cuando yo acabé.
-¿Basura?- grité.
-"Sí, pura basura"- dijo mi madre con voz ya más calmada.
-"No tienes porque esgrimir tantas razones. Nos queremos. Y vale. Eso basta."
Si se da irritación, enfado, aburrimiento en una relación, no quiere decir que el amor haya muerto. El amor se asienta a un nivel más profundo.
Nuestras vidas viviendo juntos, dentro de una comunidad de cualquier tipo, se sostienen gracias a pequeños y grandes rituales que nos mantienen unidos, nos conservan respetuosos y nos hacen esperar con paciencia a través de los altibajos de la vida compartida.
Unos veces nos saludamos unos a otros con verdadero afecto, otras el saludo apenas oculta nuestro enfado o aburrimiento. Darnos los "buenos días"es un acto ritual muy importante. Ese saludo expresa que nos amamos y preocupamos mutuamente, aun cuando eso no sea exactamente lo que podemos sentir en un día determinado.
Lo mismo cabe decir del beso superficial en la mejilla al saludarnos o al despedirnos, el abrazo ritual, el saludo de paz en nuestras iglesias, el reunirnos a comer en fechas determinadas... Estos ritos son importantes porque revelan lo que nuestros sentimientos a veces, no pueden decir, a saber: "¡Te quiero! Aquí estoy para ti, aun cuando estemos los dos muy cansados, seamos super-conocidos, estemos demasiado preocupados y atareados y demasiado irritados por nuestras diferencias como para sentir mucho amor en este momento."
El ritual habla en nombre del amor, aun cuando necesite siempre ser apoyado por ese mismo amor. Y así podremos decir, como esa madre a su hija: "En el fondo de todo eso nos queremos, Y eso basta."
Ron Rolheiser