Solía pasear con su inseparable lazarillo en las tardes tranquilas por la plazuela, nada extraño si no fuera lazarillo sordo pasaban por su hermano mudo a la escuela.
Amigos inseparables desde la infancia carentes de un sentido muy preciado, tenían el corazón tan admirable que agradecían a Dios por el regalo.
El lazarillo describía los horizontes el invidente los adornaba con fantasías, el mudo expresaba en una sonrisa la dicha de permanecer unidos.
Se agudizan los sentidos ante la falta de uno y se aprende a apreciar mejor las cosas porque es el corazón quien las sublima.
Amigos que se entregan en alma y corazón practican la amistad con el valor de la pureza, son ejemplo a seguir de lo que es amistad.