Un tipo llega borracho y de madrugada a su casa. Como no traía las llaves consigo, se dirige al patio de su casa y ve que su perro lleva un periquito muerto en el hocico.
"¡Dios mío, si es el loro de la vecina!", exclama el sujeto.
El hombre se inquieta y, apenado, pone al ave en la jaula de la vecina y se va a dormir. Al día siguiente, cuando se despierta, ve que su esposa está llorando y pregunta la causa; la mujer le informa:
"Es que se murió la vecina".
"Pero, ¿cómo es posible?, si ayer la vi en perfectas condiciones.
"Es que le dio un infarto, porque ayer enterró al loro que se le murió, y éste apareció en su jaula esta mañana". |