Las propuestas que el mundo
le hace al hombre actualmente son las mismas
hechas por el rey de Asiria Senaquerib al reino de Judá.
Senaquerib es hijo y sucesor de su padre Sargón.
Invadió Siria y Palestina en el año decimocuarto
del reinado de Ezequías.
Afirma que capturo cuarenta y seis ciudades
fortificadas y las fortalezas y pueblos
a sus alrededores que pertenecieron a Ezequías.
¿Pero cuál fue la propuesta hecha por Senaquerib?
1. "No hagan caso de Ezequías
de confiar en el Señor" (2 Re 18,30):
También a nosotros hoy nos dicen "No confíen en Dios".
El hombre se cree autosuficiente y poderoso.
Cree en sus propias fuerzas y no en las de Dios.
La Iglesia es vilipendiada, ella que es
la depositaria del mensaje de Jesús
es atacada por todos lados.
2 "Ríndanse y hagan la paz conmigo" (2 Re 18,31):
La vida del hombre es un constante luchar,
desde la creación lucha contra el mal.
La segunda propuesta del mundo al hombre
es la "comodidad",
el estar satisfecho con lo material y permanecer
insatisfecho con lo que se tiene
es la doctrina imperante.
También muchas veces se nos ha querido hacer creer
que debemos estar en paz con todo,
menos con nosotros mismos,
de ahí el creciente número de suicidios.
3. "Yo los llevar&eacut e; a una tierra como las de ustedes...
Vivan y no mueran" (2 Re 18,32):
El engaño, el creer que nunca vamos a morir,
que seremos eternos y que no tenemos que dar cuenta
de nuestros actos es la tercera propuesta.
Desde la creación hasta nuestros días el maligno
sigue trabajando sin descanso para hacernos caer y
creer en sus mentiras.
Estas propuestas del Rey Senaquerib y
que el mundo nos presenta,
debemos rechazarlas.
Es preciso actuar entonces,
como lo hizo Ezequías que:
1.- Hizo lo que el Señor aprueba (2 Re 18,3).
Debemos hacer lo que es puro y noble,
todo hecho con el sello "Made in Amor".
2.- Eliminó los cultos en lugares altos
o cultos locales a otros dioses (2 Re 18,4).
No tengamos otros dioses en nuestras vidas
(Dinero, sexo, poder, etc.)
3.- Pero sobre todo puso su confianza en el Señor,
sin apartarse de él y cumplió los mandamientos
que el Señor le había dado a Moisés (2 Re 18,6).
Nuestra confianza debe estar puesta en nuestro
Padre que nos dio a su Hijo para llenar
el mundo de amor y misericordia.