Esta es la historia de una princesita en busca de alguien que no existe.
Una hermosa adolescente con cabello largo, rubio y brillante. Buena por herencia, caprichosa y dispuesta a ayudar a quien lo necesite. Rodeada de amigos y amigas, algunos falsamente, otros porque en verdad la quieren.
Creyó encontrar lo que busca en un “obrero” de quien se creyó enamorada.
Le escribió cuentos, poesías, canciones donde él era el protagonista.
La reina, su madre, le aconsejó un plan capaz de conquistar al obrero. El plan tuvo frutos y ella, después de llantos y lágrimas, logro por fin conquistar su gran y bella sonrisa. Pero se dio cuenta a tiempo que estar con él no iba a ser lo que ella esperaba. Lo alejó de la peor manera.
Se esperanzó, luego, en otro corazón. Uno triste y solitario, que estaba rodeado de maldad. En cuanto la vio, el “callejero” se interesó en la princesa, pero no de la forma que ella quería y en poco tiempo él rompió su corazón.
Conoció a “Fonseka", una aventura inigualable en su vida. Pero él no supo arriesgarse por ella. Le escribió una tarde y le comentó que necesitaba decirle algo que por carta no podía, y nunca apareció para sacarle la duda.
La princesa sufrió mucho estos romances, muchas lágrimas cayeron de sus ojos y no podía contener el dolor. En lo que restaba del verano conoció muchos hombres pero en quienes no encontró amor.
Un día conoció a ese ser especial que esperaba, ese ser maravilloso, y fue cuando comprendió que el que se arriesga a sufrir, sufre menos que el que no. Le habían robado por completo el corazón.
El no era príncipe, ya era rey y se cautivó de los ojos de la princesa. Se fueron enamorando juntos y al cabo de un mes de conocerse formalizaron su romance. Eran muy felices uno al lado del otro, y solo tenían su mente en el otro. Las almas gemelas al fin se habían encontrado.
Tuvieron muchos obstáculos que pasar, juntos derrumbaron todas las paredes y entre risas, y llantos, construyeron su castillo de amor. Los celos estaban presentes, las peleas y los llantos también. Pero eran felices de corazón y los te amo fueron infaltables en esta relación.
Pero un día, ese gran castillo se derrumbó y ni ellos saben como pasó. La princesa comprendió que él no era lo que ella buscaba y que Dios le mandó alguien inexplicable. Alguien difícil de llevar. Ella no era para él ni él para ella.
Fue así como la princesa se ahogó en lágrimas esperando la carta de su amado. Esperando una respuesta si todo lo maravilloso que vivieron fue real o simplemente fue un sueño del que la princesa no quiso despertar. Continuará...