Apostado en un recodo de la vida tensó el arco y con su flecha de cupido deleitado en lo certero de su tino cobró pieza de la presa distraída
[color=blue]Mano experta en el manejo del cuchillo aquella piel que tan blanca y delicada a la luz de su linterna fulguraba le vestía como al dedo un buen anillo.
Fatigado por exceso de aventuras y pérdida la más mínima apostura, concluyó que aquella prenda le estorbaba.
Se dispuso a despojarse del abrigo y descubrió que al hacerlo, por ceñido, la piel propia con su vida se arrancaba. *****Posesión****** |