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EL ARTE DE BENDECIR
Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, el bien ilimitado para los demás y para los acontecimientos de la vida, haciéndolo aflorar de las fuentes más profundas y más íntimas de nuestro ser.
Al despertar, bendice tu jornada. Al cruzarte con la gente por la calle, en el autobús, en tu lugar de trabajo, bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino. Bendice a todos en todas las formas imaginables, porque esas bendiciones, no sólo esparcirán semillas de curación, sino que algún día brotarán como flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.
Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa. Bendice totalmente, silenciosamente, generosamente, porque esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han enviado.
Quien sea afectado por tu bendición, es un ser privilegiado, consagrado, entero. Bendecir, significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento. Significa también llamar a la felicidad para que venga a él.
Y, por encima de todo, no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que eres tú mism@.
Pierre Pradervant
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