Enojado porque dejé de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en contacto “algún día”… Enojado porque no escribí ciertas cartas que pensaba escribir “uno de estos días”. Enojado y triste porque no les dije a mis hermanos y a mis hijos con suficiente frecuencia, cuánto los amo.
Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que pudiera aportar risa y alegría a nuestras vidas.
Y cada mañana me digo a mí mismo que este día es especial, cada hora, cada minuto… es especial, único e irrepetible.