En lo más profundo de tu alma,
hay un refugio de paz y quietud:
el lugar secreto del Altísimo.
Allí encuentras descanso de las tribulaciones
y la confusión del mundo.
Allí sientes serenidad, tranquilidad, inspiración y guía.
En este lugar secreto, te das cuenta de tu unidad con la vida,
la luz y la bondad abundante de Dios en ti.
Toma tiempo cada día para entrar
en el lugar secreto de Dios en ti para orar y meditar.
Cuando estás a solas con Dios, sintiendo Su presencia,
aguardando Su inspiración
y receptivo a Su poder próspero y sanador,
tu vida y circunstancias se transforman.
Al centrarte en la presencia de Dios,
permites que Su paz fluya a través de ti.
Puedes liberar todo pensamiento tenso o ansioso
y abrir tu mente para recibir
sólo pensamientos de paz y bondad.
Al hacer esto imbuyes tu energía creativa
con pensamientos y palabras afirmativos
que abren el camino a perfecta salud, felicidad
y prosperidad para que entren a tu vida.
A medida que mantienes tu mente centrada
tranquila y confiadamente en el espíritu de Dios en ti,
la luz de la paz de Dios ilumina tu camino,
la corriente de curación de la paz de Dios
se impregna y restaura cada parte de tu cuerpo,
y el poder próspero de la abundante paz de Dios
se encarga de tus necesidades.
Quizás hayas sentido antes el deseo
de decir a Dios cómo obrar en tu vida,
ahora estás dispuesto a permitir que el bien de Dios
fluya a ti de la mejor manera posible.
Permite que tus oraciones por paz interna
antecedan cualquier oración que hagas por otros.
Primero abre tu corazón a la paz de Dios
y afirma su presencia en ti.
Cuando estés tranquilo y firme en tu fe,
entonces afirma la bondad de Dios
para la persona a quien deseas ayudar.
Bien sea necesidad de curación, guía, amor,
liberación, empleo o provisión,
cree en que la respuesta correcta llega en el momento correcto.
Confía en las palabras de Jesús:
“Todo lo que pidáis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá”