¿TE IMPORTARÍA DARME UN CORAZÓN COMO EL TUYO?
“Sé bien, Señor, que el motor de tu vida, hechos y palabras,
fue tu inmenso Corazón, tan generoso y desprendido
que amó hasta el fin sin establecer cuentas de debe y haber.
¿Por qué te empeñas en lograr que nuestro corazón,
pequeño y mezquino, tenga que asemejarse al tuyo?
Son pensamientos que me vienen al hilo de tu breve parábola:
tanto se nos ha dicho de hacer méritos para ganar el cielo,
¿y nos dices que sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer?
Sé que todo es don de tu amor y sólo debemos dejarnos amar por ti,
e intentar responder buenamente a tu amor;
pero, ¿sabes?, aceptar ser siervo inútil deja chafado mi orgullo.
¿Te importaría darme un corazón como el tuyo,
grande para amar y fuerte para soñar?”.