¿Por Qué Guardo La Rosa?
¿Por qué guardo la rosa?:
porque la llevo, adentro,
como una llama dócil que obedece
a un fuego nunca visto
y a un coral encendido entre mareas.
Su corazón eterno
vive bajo mi pecho y mi palabra.
Su profunda raíz, color de vino,
estalla siete veces
en siete nuevos trajes del aroma.
Conozco el río interno donde canta
y el barquero dormido
que la trae a mi labio, dulcemente.
Conozco su silencio
y también su lenguaje melancólico.
De su torre de espinas
brota un clima de luz que me sostiene;
un maduro recuerdo del recuerdo,
con sus nombres caídos
y sus puertas a orillas del sollozo.
¡Qué soledad de flor puede saberla
como yo!... ¿Cómo el gajo
de estas ascuas pequeñas que me llevan
buscándola, llamándola,
hasta encontrar su rama enajenada?
Nos hermana un secreto:
tal vez todo el amor que va conmigo.
Ligaduras de edades nos acercan.
Inmóviles palomas nos vigilan.
Suelta corre en mi sueño,
inaugurando tiernos horizontes,
y a mi deseo sube, sin decirlo,
con su licor de meses
y su jardín de cuerpos y abandonos.
Creo que puede ser mi propia sangre,
mi perdido planeta,
este bulto de cálida alegría
y esta mina de fuego.
Para marcar su sitio,
su vestido de rosa entre las rosas,
estoy aquí, viviéndola en mi tacto,
en numerosas muertes
y en la sien desvelada en ruiseñores.
Claudia