Después de años de reír y jugar más tarde
apareces tú con tu sonrisa, y tu mirada de ángel.
Nos contemplamos eternamente, entre juegos y charlas
Me besaste y un tibio calor en mi cuerpo sentí y a mi
corazón dormido despertaste.
Ya mi mente dejó de negarte
y a tu alma pudo entregarse.
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