Eso me preguntaste un día y moviendo la cabeza dije que no tú lo dejaste pasar sin importancia pero... no significa que se olvidó.
El tiempo pasó de aquel día de ayer en el que yo lloré en tú hombro y me dejé vencer y tú lo último que hiciste fue decirme que todo... estaría mejor.
Han pasado mucho días meses quizás y de esa pregunta jamás se volvió a escuchar.
Hoy hubo lágrimas sin querer pero esta vez no fueron de mi parte fueron de tus ojos luminosos de tus ojos tan hermosos pero que sólo por hoy fueron de dolor.
En el intento de hacerte reír recordé aquella vez en la que me preguntaste de un ángel y hoy... hoy la pregunta volvió y hoy por fin, la respuesta llegó.
Tú me preguntaste una vez más --¿alguna vez has visto llorar a un ángel?--- yo asentí la cabeza contestándote que si tú reacción inmediata fue: ¡¡¡Dímelo todo!!! ¿En dónde fue, cuando, como era él?
Y yo te respondí: es un ángel al que solo le faltan las alas porque hoy un ser maligno se las arrebató, tu asombro fue notorio y tu rostro de confusión.
Al ver tu reacción de desconcierto lo único que hice viéndote a los ojos y con toda el alma y el ser en la mirada fue decirte la verdad: “si, yo sólo te he visto a ti”.
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