Ven conmigo a este acomodado paraje Mira mis blancas manos sinceras Y comprende que habrá pruebas Que no seré juez de tu transcurso Que seré testigo de tus triunfos Momentos de belleza y alteza Somos como dos bailarines de tango Que se fusionan en un solo cuerpo Latente, sensual perpetuo Y discurren por la vida abrupta Saltando esquivando meteoros Subiendo las escaleras negras Caracolas interminables y oscuras Que nos llevarán a una meseta Limpia donde poder bailar Juntos sexo contra sexo Incansables, bullendo nuestras mejillas Bamboleando nuestros sueños Alcanzando las estrellas fugaces Con el soplo del deseo Enriquecidos por el murciélago Que en la noche se orienta Y caza a la mariposa Aleteada que desprende polvos mágicos Ese mamífero que quiso volar Y lo consiguió a saltos y a golpes Ese destino que debemos pintar Y lo haremos bailando con la temperatura En las venas y en la envoltura Que confeccionaremos los dos Bailando encima de la sensación.
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