Te siento apoyada contra mi espalda
tus brazos alrededor de mi cintura
sintiendo mi calor y yo tus turgencias
cierras los ojos y escuchas el violín por
mi pulsado.
Suena la melodía que te asombra, tú también
quieres ser parte y yo deseoso de enseñarte
¿podrás hacerlo? de ti depende, yo sólo soy
un instrumento, y glorioso me siento al tenerte
ya no apoyada en mi espalda sintiendo tus urgencias
sino yo apoyado en tu espalda sintiendo las colinas de tus nalgas
con mi masculinidad escondida en tu hondonada palpitante
de deseo.