Los ojos del alma
no son más que aquellos que usamos
cuando hablamos con el corazón
ciego y cuando perdidos por ese amor
sereno se nos brota un te quiero
de nuestros labios sinceros.
Es también cuando confiamos
más allá de la verdad.
Y cuando no nos importa la realidad,
pues cuando miramos con el alma,
es cuando parecemos vivir en otro lugar.
Es bonito mirar con los ojos del alma,
pues al hacerlo, no miramos defectos,
sino bellas cualidades.
No buscamos mentir sino decir inmensas verdades,
dar comprensión y amabilidad,
no buscamos lastimar sino dar un consejo,
no reprochamos, nos aceptamos tal y como somos,
porque simplemente vivimos, soñamos y amamos.
Mirar con el alma es volver a ser niño,
crecer libres y a la vez felices…
Sentirnos alegres cuando nuestro corazón
regala sonrisas, bellos suspiros…
pues el amor es de ciegos que padecen de calma
y ciegos somos todos los que miramos con el alma.