Me bebo un café tratando de alejar tu recuerdo
mientras me convenzo
a no amarte, a no extrañarte, a no necesitarte,
me bebo un café y en cada sorbo
trato de tragarme el amargo jarabe del olvido
me quiero curar de ti
pero no hay medicina efectiva
he buscado mil soluciones y no hallo nada que cure
el dolor de las heridas del alma,
algunas veces haya un poco de alivio
cuando algún recuerdo de tus besos la adormece
más cuando el efecto analgésico pasa
de nuevo en el dolor por tu abandono se retuerce.
No hay enfermedad más dolorosa
que la del desamor, el abandono...
no hay nada más absurdo y enfermizo
que amar a quien lentamente mata.
¿Adónde se fue tu amor?
¿Por qué se apagó la llamarada?
¿Por qué un día me llenaste de besos el alma?
¿Por qué un día me miraste y te hundiste en mi mirada?
¿Por qué un día dijiste te amo y prometiste el cielo?
¿Por qué un día prometiste que este amor sería eterno?
¿Y por qué te fuiste sin decirme nada?
¿Dónde quedará todo aquello que vivimos?
No puedo aceptar que ahora sea sólo un recuerdo...
un recuerdo tuyo y una martirizante sensación,
un recuerdo tuyo y tenerte cerca mi manía,
un recuerdo tuyo y mi costumbre de buscarte,
de buscarte en mi cama en las mañanas,
en el aroma de las flores, en el azul celeste,
en el todo y la nada.
¡Ay! esta locura mía de quererte
y que miedo de este amor no correspondido,
¡ay! mi locura por no encontrar olvido
y que miedo de olvidarte y ser nada.