Son estás líneas para ti, para el hombre que me hizo vivir los momentos más bellos de mi vida, para el hombre que me enseñó como es el amor verdadero, lo que es la sensualidad, para ti han sido mis recuerdos más lindos, cada vez que me siento triste miro a la luna y las estrellas y te hablo imaginando que tú también las estás mirando y me estás escuchando, cierro mis ojos y siento tú respiración, tú olor, tú aliento y tus besos, y disfruto de ese momento, saboreando segundo a segundo sin prisas, como tú me enseñaste, eres mi todo, eres mi alegría, mi felicidad, mi fe… Eres lo verdadero, lo que perdura a través del tiempo, eres lo que nunca termina, lo que cada día se renueva, para hacerse eterno.
Quizás es por eso que no le tengo miedo a la muerte, porque sé que estarás ahí esperándome para disfrutar uno del otro, para leerte poemas, para volver a reír con esa risa que tanto te gustaba, para volver a ser yo, la que tú iniciaste en el amor, la que siempre fue tuya aunque estuviera con otro, y a la que siempre perteneciste aunque estés con otra, porque con nadie podremos sentir lo que sentimos tú y yo, yo soy tú alma y tú eres la mía. Ahora que mis hijos se han encaminado que tienen su propia vida, ahora que me he dado cuenta que mi matrimonio era una falsa, que como todo lo que se construye en una base sin amor, grotesca y material, el tiempo acaba destruyéndolo, y por fin sin yo buscarlo voy a ser libre, para gritarle al mundo entero, aunque a ese mundo no le importe, todo lo que significas para mí. Ahora que soy libre quiero vivir aunque sea de tú recuerdo.
Si pudiera ser merecedora de un último deseo en mi vida, y mi Dios me lo quisiera conceder, le pediría; verte, tan sólo una vez antes de morir, aunque seas un viejito, sin dientes con achaques, no me importa si tú alma está ahí para mí, en cada una de tus arrugas estaría el recuerdo de una caricia, de un beso en mi cuello, de tú temblor de voz al decirme todo lo que te hacía sentir, yo tampoco soy una muchachita y también tengo arrugas que guardan tus caricias, y mi alma siempre la has tenido tú. Volver a bailar todas esas canciones, como en aquellos días yo recostaría mi cabeza a tú pecho para escuchar los latidos d