En el bosque de Troncofétido, en una cabaña más sucia que una pocilga, vive la bruja Horripilarda.
Por desgracia, también yo vivo en esa porqueriza.
El cuento fue así: un mal día, iba yo brincando alegremente por un camino…
—¡Puaj, qué asco! ¡No soporto la alegría! —gritó Horripilarda, nada más verme.
Una luz amarilla me deslumbró y, de golpe, me encontré arrastrándome por el suelo, convertido en un gusano pringoso.
Con unos amigos, hemos tramado un plan para liberarme.
Pero antes debéis saber que Horripilarda es más presumida que una mariposa. Incluso se ha inventado un Espejo —no Mágico, sino Mentiroso— que, cada mañana, la saluda como la más guapa del mundo.