Te escribo esta carta
con niebla en los ojos
y con el carmín
de mis labios rojos.
Pétalos de rosadas rosas
aromarán la brisa
para que al leerla
contagien tu risa…
Te llevan recuerdos
de aquellos momentos
y reviven por siempre
nuestro amor de cuentos.
Aún recorro las calles
que juntos caminamos,
no cantan los pájaros
ni siento tus manos.
De una tristeza eterna
se llenan mis días
con inusitada nostalgia,
hoy miro la vida.
Camino esas calles,
las que tanto amamos
y en silencio escucho
el clamor de los álamos.
La luna redonda
en el cielo me acompaña
y deja en el suelo
monedas plateadas.
Policromía de las montañas
en el camino polvoriento,
me traen tus silencios
y el canto del viento.
El sol pálido se esconde
en los rumorosos pinos,
alguna vez escuchamos juntos,
en este cielo, el mismo sonido.
No sé si esta carta ingenua
llegará alguna vez a destino
y sabrás lo que aún siento
en la soledad de mi camino.