El otoño surge de tu pelo. Es silencioso. Basto. Golpea mis sentidos como un oleaje enardecido.
El silencio. Tu mirada…
Tiembla mi cuerpo envainado entre tus brazos. Intimida tu mirada a la tormenta injusta del olvido. Desprovisto de razón naufrago por tu espalda; cae la tarde…
Tu abdomen; piernas: manos que no dejan pasar el más mínimo detalle del momento, y en tu boca la palabra exacta; comienza el descenso de la noche.
Un implacable río de tiempo corre en tu banqueta -no en tu cuarto-.
Tu cama nos protege de una lluvia de segundos. Tu almohada es cómplice de nuestros besos.
Te miro. Te observo. Mientras la luz intermitente de tus ojos vuelca mis caricias a tu rostro.
Tu pecho ha tomado otra forma; Erguido. Seguro. Como un barco a la deriva en un segundo te bebe mi mirada.
La metamorfosis de la tarde roja a la llovizna nos despoja por inercia la rutina.
Me hallo a tu lado, vencido por tus ojos felinos; desgarrado por el matiz de tu sonrisa en un espacio de tiempo y de tortura.
Tu perfume se ha quedado entre mis labios. Adherido como el alma de la carne. Y nos besamos nuevamente…
Intensamente siento las convulsiones de los dos cuerpos. Una pasión que se contagia y se transmite de tu cuerpo hacia mi cuerpo.
Tu recámara está impregnada en fragancias visuales de la luna. Nos sacude una onda tibia, profunda y verdadera que alimenta este momento.
Me abrazas. Yo, ansioso de llenarme te aspiro suavemente. Tu ternura se despliega y nos besamos.
En las raíces de tu cuello encuentra mi boca su refugio. Escucho tu protesta pero tus manos siguen en mi espalda.
Adherido estoy de tu cintura, en el límite de la carne y de la ropa.
La respiración que se vuelve más profunda, desea consumir este momento: todo. El ambiente. La música. Todo. Casi a punto de fumarlo.
Lentamente el conjuro se disuelve. Una armónica piedad encuentro en tu mirada. Me besas… La oscuridad es un mosaico de visiones. Todo acaba. En silencio, todo acaba.
Ya nada parece perdido. Cuando haya silencio, recordaré tu nombre, y en el silencio, te acordarás del mío…
Desconozco el autor
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