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No podemos abandonarnos, nos aburrimos mucho juntos, tenemos la misma edad, gustos semejantes, opiniones diversas por sistema.
Muchas horas, juntos, apenas nos oíamos respirar rumiando la misma paradoja o a veces nos arrebatábamos la propia nota inexpresada de la misma canción.
Ninguno de los dos, empero, aceptaría los dudosos honores del proselitismo.
SALVADOR NOVO
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