Aprovecha el día, no dejes que termine sin haber
crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite
el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer
de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que
las palabras y las poesías
sí pueden cambiar al mundo.
Porque, pase lo que pase,
nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión.
La vida es desierto y es oasis; nos derriba,
nos lastima, nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sopla
en contra, la poderosa obra continúa.
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque sólo en sueños
puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor
de los errores, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Huye.
¿Emito mi alarido por los techos de este mundo?
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas
simples, se puede hacer
poesía bella sobre las pequeñas cosas.
No traiciones tus
creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos
remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta el pánico que provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro,
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte.
Las experiencias de quienes
nos precedieron, de nuestros
¿poetas muertos?, te ayudan
a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos
nosotros, los ¿poetas vivos?
No permitas que la vida
te pase a ti sin que la vivas.
W. WITHMAN