Aún despierto con la canción que viene del centro corazón, y marca el ritmo de evolución en la selva virgen del lacandón.
Canción que denunció tu piel morena de volcanes en erupción, de negra y ensortijada cabellera donde anida el halcón.
Mujer de puertos hermosos de copioso sudor y sinuosas laderas, déjame rosar tus cantos déjame dibujar en tus caderas
Vienes y compartes tu fértil tierra, de profundas hondonadas y espesa maleza tus movimientos felinos, de fiera, cuerpo y mente en realeza.
Canto que me pondrá en lo alto de tu hermosa y fina cordillera, mujer, que como un gato a andar sus caminos me lleva.
Extraña nostalgia he recibido, del beso siempre anhelado del sentirte sin estar conmigo de la mano en la mano recorriendo el camino.
Sea pues el canto la mano guía en el camino, sea el alma en lo alto que pudo haberlo recorrido.
Desconozco el autor
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